El ajo no solo protege contra los vampiros, sino que también, gracias a compuestos especiales, aumenta la actividad de las células del sistema inmunitario responsables de la resistencia al cáncer.
Los científicos han demostrado desde hace tiempo que el ajo reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Además, puede proteger contra el cáncer de estómago y de intestino, dos de las enfermedades más comunes y mortales del planeta.
Los estudios han demostrado que quienes consumen ajo con regularidad tienen muchas menos probabilidades de desarrollar cáncer de estómago e intestino.
Se recomienda comer al menos 5 dientes de ajo a la semana.